martes, 13 de marzo de 2012

Parecemos lo que comemos

No hay secretos. La clave de tener un buen color de cara está en la dieta, concretamente en el consumo de fruta y verdura. Según un estudio publicado en la revista 'PLoS ONE', dependiendo de las cantidades diarias que se ingieran de estos alimentos, así será el color de la piel: más amarillenta o más sonrosada.
 
Los carotenos, abundantes en la fruta y la verdura, son los responsables de este efecto. Son pigmentos orgánicos que otorgan el color rojo y naranja a los tomates, los pimientos rojos, la remolacha, etc. Y además, tienen un notable poder antioxidante. Como argumentan los autores del trabajo, de la Universidad St. Andrews (Escocia), "la piel está continuamente expuesta a oxidantes ambientales como la radiación ultravioleta, el tabaco y el ozono", responsables del envejecimiento celular y de algunas enfermedades. Los carotenos, subrayan, los contrarrestan, actúan de protector para reducir la oxidación de las células.
 
Además de este rol, los alimentos con carotenos influyen en el color de la piel y así lo confirma este estudio. Después de recoger y analizar información sobre la dieta y la evolución del tono de la dermis en 35 personas durante seis semanas, "observamos que la ingesta adecuada de estos alimentos otorgaba un color más saludable". Además, tras investigar cómo se percibía este cambio de tono, los autores se dieron cuenta de que no sólo se valoraba como un aspecto "más saludable", también se relacionaba con "mayor atractivo físico".
 
Aunque las cantidades adecuadas dependen de cada caso y de los alimentos concretos que se tomen, en general, lo recomendable es lo que la dieta mediterránea estipula. Unos 500 microgramos de carotenos al día, lo que equivale a dos piezas de fruta o verdura.
 
"Cuando las dosis necesarias no se suplen los la dieta normal, los dermatólogos aconsejamos tomar betacarotenos (en pastilla), ya que tiene un efecto beneficioso sobre la piel, las uñas y el pelo", explica la dermatóloga Paz Cerdá.

Por exceso y por defecto

Ante el exceso de esta sustancia, según recoge el estudio, la piel se vuelve más amarillenta. "Los betacarotenos son precursores de la vitamina A. En situaciones normales (cuando no hay otros problemas de salud), si se ingiere más cantidad de la necesaria, la vitamina A se deposita en la piel y esto es lo que le da un color amarillento", señala Clotilde Vázquez, jefa de la Unidad de Nutrición y Dietética del Hospital Universitario Ramón y Cajal. "No tiene repercusión sobre la salud".
 
El defecto, sin embargo, aunque no influye en el color de la piel (simplemente no la pigmenta), sí tiene algunas consecuencias. "Como los betacarotenos son potentísimos antioxidantes, su defecto puede causar aceleración del envejecimiento celular. Puede dar síntomas como sequedad de los epitelios y pequeñas úlceras en las comisuras de los labios", según la doctora Vázquez.
 
Como aseguran los investigadores, dado que la fruta y la verdura influyen en el color de la piel y esto parece estar relacionado con una percepción de mejor salud y más atractivo, quizás sea "una buena excusa / herramienta para animar a la población a que se alimente adecuadamente".
 
Fuente: elmundo.es

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